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jueves, 15 de julio de 2010

Mentiras, recuerdos y adios

Estábamos ahí sentados ¿recuerdas? No hablábamos de nada y te mirabas inquieta. Ese día no dijimos ni una sola palabra. ¡¿Era una despedida silenciosa verdad?! Me sentí desolado, con un hueco en mi corazón al verte marchar y no saber si era posible correr tras de ti. Esperé que alguien me explicara lo que acababa de suceder, pero no pudo ser.

Solía despertar desesperado por las noches acariciando lo que imaginaba era tu cuerpo, apretándolo contra el mío pero… Lentamente caía en cuenta de saber que mi gran amor se había marchado, y no quedaba nadie más que la misma esencia vacía de tu ser. Caminaba entre las sendas oscuras de la vida, solía divagar por la noche con un poco más de desgracia y desamparo. Me repetían que no era nada sin ti y que no duraría un día vagando sin enfrentar la realidad de no tenerte, y la desgracia de no poder buscarte.

“Devuélveme mis sueños”, déjame volar hacia otro rumbo, no he podido superar haberte perdido. (Porque nunca entendí lo que pasaba, y nadie me lo dijo) Pero sabes, hoy comprendí que tú y yo sin saberlo nos separamos, que nuestro amor inmenso no superó tu intención de amarnos en la lejanía.

Pensándolo bien, ahora que veo hacia atrás, no recuerdo perfectamente el reflejo de tus ojos, no recuerdo ni tu figura, ni el calor de tus abrazos, ni la dulzura de tus besos, que supongo me sacaban una sonrisa que te era graciosa, tímida e infantil. La verdad, por más que te busco en mi corazón… ¡ya no te encuentro! Creo que mi corazón al final te olvidó. Pero a pesar de todo, existes en mi pensamiento mamá…

2 comentarios:

  1. Hola
    La verdad , me gusto tu texto, se logra sentir la angustia, el abandono , y todo lo demás que no tiene palabras. Muy lindo.

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  2. Muchas gracias por el comentario, me alegra que te guste y te identifiqués con lo que escribo.

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