Todo inició en el bar de un distinguido hotel, entre las dos y las tres de la tarde del domingo 21 de marzo. Me encontraba bebiendo con amigos que hace tiempo no veía. Solían viajar mucho, por lo que su venida era motivo de celebración. Estábamos en la Costa del sol. Habían pocas personas en el sitio, por tanto, no se nos hizo difícil adueñarnos del lugar.
Nos acompañaba mucha gente, familiares, amigos cercanos, lejanos, etc. Todos los adultos platicaban sus vivencias. Entre miradas y risas fueron embriagándose. Como nos acompañaban menores de edad, varios dejaron de tomar y salieron a cuidar a sus niños. En ese momento se acercaba una muchacha, pero no le tomé importancia, estaba afanado en terminar mí ron con Coca Cola.
De pronto, una figura femenina se sentó a mi lado, pidió un trago y sacó un cigarro. Un traje de baño rosa dejaba al descubierto su cuerpo bronceado. Era la mujer que disipé antes, de cerca se miraba mayor. Saqué pronto mi encendedor y le ofrecí fuego, y lo aceptó con una linda sonrisa. Su figura era fascinante llamaba la atención de todos los que pasaban por el bar. Sus ojos, como dos estrellas parpadeantes, tenían una sensación de lujuria y desenfreno, no pude evitar mirarla con deseo.
No sabía quién era, la verdad, no me importaba. Había llegado de Inglaterra con mis amigos y no lo había notado. Esa tarde llena de alcohol y playa fue la escena perfecta para encontrarme con ese cuerpo lleno de arrebato. Nunca imaginé hacer esa locura, nunca creí que podía suceder. Platicamos sobre temas triviales, a veces aburridos, es como cuando te ríes por compromiso. Pienso que ella también estaba harta de hablar “babosadas”. Cuando la conversación se fue tornando mas de confianza, los dos estábamos ya embriagados.
Salimos del bar y paseamos un tiempo por la orilla del mar, el sol estaba fuerte a pesar que ya era tarde. Luego de no hacer nada más que caminar y caminar, decidimos ir hacia una de las camionetas que habíamos llevado. Ya dentro de ella, todo se tornó en coqueteos e indirectas. Fue muy sencillo robarle un beso. Nuestros cuerpos se encontraron de una manera cariñosa. Poco a poco nos despojamos de las ropas, dejándonos llevar por el deseo, la pasión y el desenfreno.
La fascinación de estar en su piel. La locura de hacer algo prohibido, fue una sensación extraña. Por una lado, hay entrega y por otro nada más el momento. Luego de nuestro encuentro, todo se vio rodeado de temor. Miedo a caer en cuenta que de lo que hicimos resultara algo mal, o aborrecernos mutuamente.
Nuestras miradas no se juntaron más. Nos alejamos casi de inmediato. El miedo y la inseguridad nos fueron embargando hasta sentirnos vulgares y sucios. Quizá el pánico de haber cometido un error o el simple hecho de hacer y olvidar nos envolvió rápidamente.
Esa mujer me atrapó y llenó de lujuria. Solo sé que nada más el tiempo podrá borrar de mi piel esa sensación. ¡Fue una locura! ¡Quiero otra vez más!…
hey mahe qee vergona esta la historia :D te felicito man!!
ResponderEliminarjajajajajajajajaja, no me extrañaría que fuera cierto lo que has escrito tefo xD!
ResponderEliminarpero me encantó! te quedó super chiva :D
seguí así primis. ¡Ánimo! y leete bien el antepenúltimo párrafo por ahí está una vocal de sobra en un artículo. te quiero
jajaja yo tambien no dudo que fuera verdad...
ResponderEliminarjajaja... nada que ver!!! eso no se publica...
ResponderEliminarNo entiendo por qué tiene de título que le han violado...
ResponderEliminarMe enknto :)
ResponderEliminarpuuuu..................... que bárbaro Tefo, tene más cuidado con las chicas extranjeras....jajajajajajajaja
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